“QUÉ ES EL ANTIFRANQUISMO, SUS SEÑAS de IDENTIDAD”

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"QUÉ ES EL ANTIFRANQUISMO, SUS SEÑAS de IDENTIDAD"

PARA DESMONTAR EL "HIMALAYA de MENTIRAS", FABRICADO POR "DOCTOR_CUMFRAUDE", GRAN OKUPA de la MOncloa, y su IZQUIERDA EMBUSTERA de la HISTORIA , ES IMPRESCINDIBLE LEER ESTOS CUATRO ARTÍCULOS del HISTORIADOR (ex-comunista) PIO MOA:

1."QUÉ ES EL ANTIFRANQUISMO, SUS SEÑAS de IDENTIDAD"

2. "Los MOTIVOS del ANTIFRANQUISMO"

3."LA IMPORTANCIA DE FRANCO Y EL PENSAMIENTO ANTIFRANQUISTA"

4."MISERIA DEL ANTIFRANQUISMO O CÓMO LOS MUERTOS MATAN HOY A LOS VIVOS"

Por PIO MOA. Historiador
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El antifranquismo es el imperio de la mentira y  la falsificación histórica

*Antifranquismo son leyes totalitarias como las de “memoria histórica” o “de género”.

*Antifranquismo es impulso a los separatismos y a la disgregación de

*Antifranquismo es venta de soberanía a la burocracia de Bruselas.

*Antifranquismo es complicidad servil con la invasión del territorio español por Gibraltar y con la colonización cultural de España.

*Antifranquismo es corrupción.

*El antifranquismo es el cáncer de la democracia y de la propia existencia nacional de España.
 

En su evolución histórica se aprecian TRES  ANTIFRANQUISMOS.

El PRIMER ANTIFRANQUISMO   fue el de la guerra, salido de unas elecciones fraudulentas –verdadero golpe de estado–, y distinguió a los criminales que pretendían disgregar España,  imponer regímenes totalitarios y supeditar la nación a la URSS ( mediante la entrega de las reservas financieras a Stalin). De paso, aquellos antifranquistas asesinaron, torturaron y, en especial su sector socialista, robaron en gran escala.  Y todo lo hacían, faltaba más, en nombre de la libertad y la democracia. Fue un apogeo de la estupidez y la canallería, como diagnosticó  el médico e intelectual liberal Gregorio Marañón.

El SEGUNDO ANTIFRANQUISMO fue el de la posguerra hasta la muerte de Franco. La derrota desanimó a aquellas bandas de delincuentes federados en el Frente Popular, excepto a los comunistas. Salvo actuaciones de menor enjundia de algunos socialistas y anarquistas, los totalitarios comunistas fueron los únicos que mantuvieron la lucha por sus objetivos (¿hay que explicarlos?) durante todo el franquismo. Primero intentaron una nueva guerra civil mediante el MAQUIS ( restos del ejército del GENOCIDA STALIN) , y al fracasar organizaron la infiltración en la universidad, en sectores intelectuales y en los sindicatos falangistas, donde, muy lentamente y con grandes sacrificios, fueron ganando posiciones. Por supuesto, todo lo hacían en nombre de la “democracia y la reconciliación nacional”: pretendían que la gente se reconciliara con ellos para aplastar a los muy justos vencedores de la guerra. A última hora surgió del separatismo vasco la ETA,  grupo comunistoide de asesinos profesionales, también empeñado en “liberar” a los vascos e imponerles su democracia. Y grupúsculos maoístas pro o abiertamente terroristas. Esta fue la oposición real al franquismo.

Y el TERCEDR ANTIFRANQUISMO  es el que cobra impulso en la transición agrupando –a menudo en torno a los comunistas– a quienes no habían hecho oposición a Franco ni asumido ningún riesgo o sacrificio, sino que habían prosperado bajo el régimen y a menudo en su propio aparato de estado:  separatistas,  socialistas  y personajes variopintos ansiosos de hacer carrera política (y a menudo económica). Así se formó un informal segundo frente popular con la pretensión de saltar sobre los muy fructíferos cuarenta años de gobierno de Franco para enlazar la democracia con el Frente Popular de la guerra. La gente acababa de salir del franquismo  y su satisfacción se mostró en un referéndum que por abrumadora mayoría apoyó la democracia desde y no contra el franquismo, y sí contra cualquier aventura de frente popular. La nueva derrota les hizo ser más cautos por bastantes años, pero ni por un momento cesaron en su propaganda antifranquista, a base de falsificar la historia sistemáticamente. Falsificación aceptada por la derecha, primero inhibiéndose y pronto colaborando con ella. Y de paso extendieron la corrupción de forma masiva, vendieron progresivamente la soberanía española, ahora ya no a la URSS sino a la burocracia de Bruselas, promovieron y financiaron los procesos de disgregación de España,  convirtieron Gibraltar en un emporio invasor, corrupto y corruptor de toda la política española, y  avanzaron en políticas abortistas, homosexistas y ultrafeministas.

Necesitaron un proceso bastante largo para invertir por completo la decisión popular de 1976. Pero ya el gobierno de Aznar, ideológicamente vacuo y muy colaborador con los separatismos, propició la victoria de Zapatero, debida en parte a su alevosa explotación del  más brutal atentado de nuestra historia. Zapatero  creó un tercer frente popular de facto, compuesto, como siempre, de separatistas y grupos de inspiración totalitaria. Y una de sus líneas fundamentales de actuación consistió en la revancha contra el franquismo, imponiendo una ley de “memoria histórica” tan totalitaria y liberticida como falsaria. Fue un nuevo triunfo de “la canallería y estupidez, del  “Himalaya de falsedades”  denunciado por Besteiro. Como siempre, en nombre de la democracia, cuya defensa, así como la muy necesaria del franquismo, fue abandonada por una derecha hundida en una bajeza insondable.  Rajoy mantuvo una ley tan inicua, que ahora pretende empeorar el gobernante más indigno y delincuente que ha sufrido España desde la transición. Y completarla con el ultraje a los restos del hombre que derrotó felizmente al primer Frente Popular. Esta es la democracia… de los liberticidas y ladrones.

Así pues, el antifranquismo nunca dejó de ser la misma cosa: alianza de hecho o de derecho entre separatistas y  totalitarios, cuajada por tercera vez  en un Frente Popular que es preciso derrotar política e intelectualmente. Si la democracia ha de salir de su actual estado putrefacto debe convertirse en democracia franquista, que reconozca su origen en aquel régimen, reconozca la necesidad histórica del mismo y lo respete profundamente. El franquismo no fue democrático, no podía serlo después de las experiencias funestas de la república y el Frente Popular. Pero la democracia ha de ser franquista y recordar el pasado, o repetiremos lo peor de él, como advertía el filósofo J.  Santayana. Esta es la tarea histórica del momento para los españoles patriotas y demócratas.

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ARTICULO 2. "Los MOTIVOS del ANTIFRANQUISMO"por PIO MOA

Con motivo del aniversario del fallecimiento de Franco no estará de más reflexionar un poco sobre los motivos del antifranquismo, hoy tan extendido y cargado de rencor, sobre todo entre quienes no vivieron la época.    El franquismo  tuvo, mientras duró, un enemigo fundamental: los  comunistas;  y, ya en la etapa final del régimen, la ETA, que combinaba el marxismo y el separatismo. Muy de tarde en tarde los anarquistas perpetraban algún atentado. 
 
   Los demás (otros separatistas, socialistas y  algunos liberales)  formaban grupos pasivos cuyos miembros no tenían el menor empacho en trabajar en el funcionariado de aquel régimen al cual, siguiendo la propaganda comunista,  calificaban tranquilamente de asesino y hasta de genocida.     
 
   Desde principios de los años 50, superados los rigores de la posguerra, la guerra mundial y el MAQUIS (restos del ejército de Stalin) , quedaban muy pocos presos políticos en las cárceles, todos ellos comunistas, más algunos anarquistas y socialistas condenados por crímenes graves en la guerra civil. En las amnistías de la transición salieron todos los presos políticos,  en torno a 300 (para un país de 36 millones de habitantes), todos prácticamente comunistas y/o terroristas. Quiere esto decir tres cosas:

a) Que el franquismo no tuvo oposición democrática, al menos algo activa;
b) Que la oposición real a  aquel régimen fue siempre comunista;
c) Que la masa de la población se sentía lo bastante libre –como apreciaron el Premio Nobel ruso Solzhenitsin o Kolakowski— y próspera para desoír a quienes constantemente la llamaban a la rebelión.   
 
   Por supuesto, los comunistas del PCE, más tarde los maoístas y los comunistoides etarras, no solían presentarse como tales al desnudo, sino como defensores de las “libertades democráticas”, lo cual no deja de ser un chiste macabro. Que hubiera algunos tan ingenuos, ignorantes  o simplemente idiotas que los creyeran y entraran de comparsas en sus tinglados “unitarios” no cambia el hecho de que defendían regímenes totalitarios realmente feroces y solo por táctica usaban otras consignas. Los pocos liberales y demócratas, como podrían ser Gregorio Marañón o Julián Marías, vivían tranquilamente, prosperaban más o menos como casi todo el mundo, podían recibir premios y consideraciones por su labor, y ni molestaban a Franco ni Franco les molestaba mayormente. Como tampoco molestaba a conocidos comunistas funcionarios del régimen, tipo Castilla del Pino, Tamames, Manuel Sacristán, etc., siempre que su evidente labor subversiva no sobrepasara ciertos límites. También tiene gracia que quienes menos lucharon contra Franco se hayan convertido en los más implacables enemigos de él… después de muerto.    
 
   ¿Cuál es el motivo, entonces, de tanto odio retrospectivo? Los argumentos son  dos sobre todo: que se trataba de una dictadura y que había practicado un verdadero genocidio. Lo primero, en boca de totalitarios comunistas es un sarcasmo; y en boca de liberales o demócratas pasivos revela que no pudo ser muy “dura”, ya que ninguno se molestó en correr algún riesgo serio por “la libertad”. Realmente fue una dictadura para las izquierdas y separatistas que habían propiciado la revolución, la balcanización de España y la guerra, pero no para los vencedores, las “familias” del régimen, ni para la gran mayoría de la población que, como señalaba Julián Marías, no añoraba un sistema político como la II República. En cuanto al “genocidio”, solo hubo uno en España, el practicado por las izquierdas contra el clero y la cultura católica. Lo he explicado muchas veces y no hará falta repetirlo aquí.   
 
   El hecho real es que el franquismo no derrotó a una democracia, sino a una revolución  y al MAQUIS (restos del ejército del gennocida STALIN –-intento de resucitar la guerra civil ) que libró a España de la guerra mundial y derrotó al injusto, por no decir criminal, aislamiento exterior; que dejó un país reconciliado, libre de los odios que destruyeron la república, y más rico, relativamente, de lo que había sido nunca antes o después.  Creó, de hecho, las bases para una democracia no convulsa ni demagógica, no como fue la república, unas bases que han ido siendo minadas, precisamente por el antifranquismo, hasta abocar a la crisis actual. Fue un régimen extraordinario en respuesta a una crisis histórica extraordinaria de los años 30, especialmente grave en España.   
 
   Es inevitable concluir que ese odio absurdo, violento y estúpido a Franco nace de una gigantesca mentira, “la constante mentira de los rojos”, que tanto irritaba a Gregorio Marañón; y que en su fondo late el espíritu del desastroso Frente Popular. Mientras estas cuestiones no queden aclaradas para el gran público, el peligro de repetir lo peor de  la historia, como decía Santayana, será muy real.  Lo vemos a diario y cada vez más claro y amenazante.
 
 
 Pío Moa
Dichos, Actos y Hechos Blog

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¿POR QUÉ LA IZQUIERDA ODIA A FRANCO

http://teresafreedom.com/modules.php?name=News&file=article&sid=759

BRIGADAS INTERNACIONALES , LA BANDA deL DESPOTA-COMUNISTA  STALIN.

http://teresafreedom.com/modules.php?name=News&file=article&sid=762

 

 

http://www.teresafreedom.com/modules.php?name=News&file=article&sid=356

socialismo franquiston

 

 

http://teresafreedom.com/modules.php/modules/Journal/modules.php?name=News&file=article&sid=692

Franco y el estado social (foto d Franco en TIME)

 

http://www.teresafreedom.com/modules.php?name=News&file=article&sid=428